A punto de cumplir los 18 aterricé en la puerta de la facultad de Ciencias de la Información de la Complutense. Mi carpeta de apuntes estaba forrada con unas fotos de Annie Leibovitz publicadas en El País Semanal pero hechas originalmente para la revista Vanity Fair (que entonces solo se editaba en Estados Unidos). Esa señal tenía mejor pinta.

Con el título de Periodista bajo el brazo participé en el lanzamiento de La guía de los contenidos de Internet, una revista anterior al boom de Google que incluía una especie de “páginas amarillas de la web” y en la que comenzó mi idilio con el mundo digital.

Después trabajé como redactora jefe, productora y asistente de fotografía en una editorial especializada en revistas de viajes en la que me tocaba también buscar las imágenes para ilustrar las páginas de noticias y relatos. Aunque ganamos el Premio ARI a la mejor revista especializada en 2002 con Lunas de Miel y otros viajes para dos, no teníamos apenas presupuesto. Más por ignorancia que por vandalismo, cometimos una infracción de copyright acompañada de su correspondiente reclamación de pago de derechos. Y así, podría decir que a trompicones, descubrí este precioso oficio, al que decidí dedicarme y en el que comencé a formarme para seguir buscando y descubriendo las mejores imágenes de los mejores fotógrafos y archivos del mundo. Y para asegurarme de no volver a recibir nunca una reclamación de derechos.

Desde entonces he trabajado como editora gráfica en algunas de las revistas y webs más importantes de España. Empecé en la revista masculina Maxim, después pasé por la revista y la web de divulgación científica QUO, y en 2007 se hizo realidad mi sueño universitario cuando me ficharon para formar parte del equipo que iba a lanzar la edición española de la revista Vanity Fair, editada por Condé Nast.

En Condé Nast, además de buscar y gestionar fotos para Vanity Fair y más tarde también para VOGUE, he seguido creando contenidos y contando historias de viajes, de moda y de estilo de vida, aunque mis favoritas son las “historias detrás de una fotografía” como ésta.

Con la resaca y los cambios de rumbo provocados por la pandemia, y con algunas empresas reculando en las bondades del teletrabajo, actualmente soy una editora gráfica y periodista freelance desde un despacho con vistas en un pueblo de Huelva. No pongo una foto de mi despacho para no dar envidia. Pero te puedo encontrar la foto perfecta para contar tu historia.